Suena el 'Unplugged'

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Quiero contar algo. Aunque no sé bien qué. Supongo que es la sensación esa de necesidad cuando una se siente un poco triste. Es lo que pasa. Cuando no sabemos que hacer, nos ponemos tristes. Por lo que sea. Y empiezas a ver películas con final feliz, escuchar música triste o de amor. Te buscas fuera de ti. En cualquier sitio. Si estás sola, desarías buscar a alguien con quien compartir ese tedio irremediable (siempre lo repito) de los domingos por la tarde. Si estás sola, también disfrutas de eso, no sólo por escuchar la música alta y hacer varias cosas que te apetecen teniendo la certeza que nadie te va a interrumpir salvo tú misma, sino porque es unos de esos pocos momentos, que si no eres independiente, puedes sentirte un poco así. Hacer las cosas a tu manera. La necesidad natural que tenemos de hacer ciertas cosas solos. Comer lo que te apetece. Fumar lo que te apetece. Ver millones de películas que te apetecen. Escuchar la música tan fuerte como te apetezca. Llorar. Bailar. Reirse de cualquier cosa. Sentirte muy melancólica. Enfadarse. Aturdirse. Aburrirse. Endormecerse. Vaguear por cualquier rincón. Coger el teléfono para no estar sola. Volverte a liar un cigarro, por hacer algo. Escuchar y escuchar música. Hasta discos enteros. Estar sola te limita en cierta parte pero te da una libertad exquisita para otras. Por eso pasa todo el mundo. Desde que uno es adolescente y reniega un tiempo de la familia y esas cosas. Pues así pasa hasta que uno sale fuera de casa. Bueno, no es que se reniegue de la familia, pero seguro sabreis que sensación es la que os digo. Lo de estar sola es como leerte un libro a medias. Si das el paso y lo acabas, acabas también con una historia, con un 'porrón' de palabras, en cambio, si acabas de estar sola, quieres que alguien te acompañe, y acabas acompañada de personas (y no lo digo con ninguna pena). Acabas, si tú quieres, con alguien. Acabas, si tú quieres, sola. Yo no entiendo muy bien eso de estar sola, más que nada, porque me considero dependiente. Pero también me pasa que no entiendo muy bien eso de qué es estar con alguien. O alguienes. Compañía. Te acompañas a ti mismo o te acabas acompañando de alguien. Lo bueno es que puedes elegir. Porque siempre se abren caminos. De eso se habla en todos los libros. Y lo hablan las personas aburridas en los cafés. Da mucho juego hablar de los caminos de la vida y realmente nadie tiene ni puñetera idea.
A veces me doy cuenta de cuanta palabra barata he desperdiciado a lo largo de mi vida. Casi nunca ubico las cosas donde corresponden. O balbuceo. O callo. O quedo como tonta. Me quedo parada. Sin saber que decir. Y luego hablo gratis de cualquier mierda. Quizás dentro de diez años sepa intuir el camino. Antes me habré equivocado mil veces. Pero conforme. Me gusta convencer a la gente que se siente triste de los caminos, aunque no tenga nizorra a donde llevan. Es como transmitir confianza. A ti mismo o a alguien. Y mientras desconozcamos los trazos que seguir, nos reconforta. Con veintiun años no se sabe nada. Apenas. Lo básico. La primaria de la vida, me atrevería decir. Pero eso no es malo. Es que así son las cosas. No se debe saber demasiado tampoco. Porque si se saben las cosas demasiado, luego las echas un montón de menos. Hasta que te duelen. Y duelen mucho.
Lo de estar sola es también como echar de menos. Es como todo. Estar sola es como todo. Porque todo se compone de elección. De dos cosas. De dos caminos. De muchas cosas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La soledad no es mala. Lo peor es estar solo cuando no se quiere estar, pero simpre se aprende algo de esos ratos de "abadono" impuestos. Simplemente hay que aprender a disfrutar de ese silencio interior, de ese sentimiento de desalojo momentáneo. Un vacío infinito que a veces gusta. La soledad no es mala. Lo realmente malo es querer estar con alguien y no poder. Eso sí duele. Mucho.

Anónimo dijo...

los comentarios gratuitos a veces confunden, porque eso es lo que se espera de ti, que hables, o en mi caso, que digas cosas graciosas; a veces, te salen, y haces que el rato en compañía sea agradable, pero a veces la gente no te toma en serio, y creo que tú alguna vez lo habrás sentido así; lo importante es que puedas hablar seriamente con alguien que sí te conoce y, sobre todo, que cuando necesites hablar, tengas a alguien, puedas desahogarte, porque contenerlo todo no es bueno...al final, explota y entonces salpica mucho más, y deja manchas que no se van, por mucho que frotes.
Es lo peor de estar siempre pensando, que no paras, nunca estás a gusto contigo misma, porque hay que darle vueltas a todo. Sí, ya sé, en realidad casi todos piensan que eres super echada pa´lante, sí, uff! qué tía! pero es que resulta que eres así porque te cuesta expresar, verbalmente, sí, verbalmente (por escrito todo es muy fácil y cobarde), y resulta también que eso es un mecanismo de defensa para evitar el expresar, contar, decir, desahogarte...
Con 21 años no sabes nada de la vida, ni con 30, o 29 tampoco, no te creas,pero sí tienes que saber que tu vida vale muuuuucho y que estar sola te hace más fuerte, siempre. Siempre.y que si estás sola hoy, mañana estás con alguien, o alguienes, o los sientes aunque no estés físicamente con ellos. ¿EL CAMINO? Hay que recorrerlo, sin más, aunque tengas que equivocarte, y siempre, hasta en la vereda equivocada encuentras a alguien peor o igual como tú...
CUENTAN DE UN SABIO QUE UN DÍA,
TAN POBRE Y MÍSERO ESTABA,
QUE SÓLO SE SUSTENTABA,
DE UNAS YERBAS QUE COMÍA,
¿HABRÁ OTRO-ENTRE SÍ DECÍA-
MÁS POBRE Y TRISTE QUE YO?
Y CUANDO EL ROSTRO VOLVIÓ
HALLÓ LA RESPUESTA VIENDO
QUE IBA OTRO SABIO COGIENDO
LAS HOJAS QUE EL ARROJÓ.